Tuviste que sacrificar muchas otras cosas, por seguir haciendo lo que te gustaba, que no era otra cosa que jugar al fútbol.
Primero donde casi todos, en nuestra Escuela de Fútbol Base, y posteriormente en el Séneca. En ambos ya dejabas boquiabiertos a tus entrenadores, compañeros y todo aquel que se acercara a verte jugar. Por supuesto en ambos ya dejaste huella.
Hasta que un buen día pasó el tren, ese tren que dicen sólo pasa una vez. Y tú, como el buen mediapunta que eres, supiste cogerlo y subirte en él.
El tiempo dirá lo lejos que puedes llegar, lo que es seguro es que para todos nosotros ya has triunfado, y allí en Madrid no sólo por tus 19 goles este año, sino por tu humildad y tu forma de ser, tienes un puesto titular.
Enhorabuena monstruo.
